Visité Baracoa por primera vez hace ya más de 11 años, cuando tuve que viajar desde Santiago de Cuba a esa ciudad para dar clases de Comunicación Social a los estudiantes de la Escuela de Trabajadores Sociales.
Entonces yo estaba en cuarto año de la carrera y tenía 20 años, pero miré la ciudad con los ojos de la responsabilidad que me había llevado allí; de modo que no reparé mucho en ella, sino que me concentré en las casas de mis alumnos, los lugares donde estudiaban… Más allá del encanto indiscutible de la carretera que une a Guantánamo con la Primada de Cuba, y sus paisajes que van desde los colores de la sequía, el azul del mar, hasta el verdor de los bosques de montaña; más allá de la fascinación de quien se enfrenta por primera vez a la imponente Farola y sus pinos y manantiales; mis ojos…
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