Texto y fotos: Adriel Bosch Cascaret
A Los Monitongos ya los conocía por referencia de los profesores de Geografía en la Vocacional, pero no fue hasta el año de Servicio Militar en que los descubrí por experiencia propia.
En ese entonces, a los pies de tan raras formaciones, íbamos los piquetes de “guardias” a buscar leña para nuestra unidad militar, sin reparar en la belleza y relevancia real de las montañas grises que custodiaban nuestro ajetreo.
Semanas atrás volví por esos lares camino a un destino periodístico. La premura del chofer y el hecho de andar con mis colegas en trasporte colectivo atentó contra mis intenciones de poder captar desde buenos ángulos, los detalles de aquellos promontorios al parecer de tierra o alguna rara y vieja roca.
Detrás de los postes del fluido eléctrico y los matorrales orilleros de la carretera, aquellas interesantes construcciones de mamá natura se erguían a ambos lado de la vía, simulando en parte una especie de abra, desde las cuales salen algunos senderos para recorridos turísticos.
Los Monitongos, ubicados como punta en las estribaciones orientales de la cubana Sierra Maestra, y en los terrenos guantanameros del Parque Nacional Baconao, compartidos con Santiago de Cuba, custodian desde una esquina a la vecina bahía de Guantánamo y al valle del mismo nombre.
Redescubrir estas extrañas formaciones fue una suerte inmensa, pues de lejos es imposible observar bien la prominencia de una obra tan natural, única y guantanamera como el Yunque de Baracoa, el Pan de Azúcar de San Antonio del Sur o las terrazas marinas de Maisí.
A los amigos de Desde este lado de la isla les comparto en este post mis propias imágenes, pero alerto que no son tan impresionantes porque fueron tomadas desde un carro en movimiento y pegado a la carretera, pero si hay dudas, el post anterior nos traen otras mucho mejores, venidas desde el blog Herencias Culturales de mi colega y maestra Martha Reyes Noa.