Por Adriel Bosch Cascaret
La vida social de toda ciudad es de vital importancia para el desarrollo y bienestar de sus habitantes, de ahí su gran influencia sobre el sentido de pertenencia de las personas hacia su terruño.
Todos los factores que influyen en la vida pública de una persona, en su participación dentro de una sociedad o grupo, forman parte de su vida social. Es un conjunto tan amplio que se conforma de las actividades laborales, culturales, deportivas, populares, de intercambio y de disfrute.
El término vida social en una ciudad incluye los centros y ofertas gastronómicas y de servicios, las fiestas populares, los eventos de todo tipo, el desarrollo económico y el modo, calidad y nivel de vida de la población.
En Guantánamo la vida social ha cobrado nuevos bríos en los últimos años. Durante la etapa neo-colonial la villa del Guaso tenía una vida social agitada en cuanto a la cultura, la recreación y el entretenimiento pues era el área de esparcimiento de los marines yanquis de la cercana Base Naval estadounidense en la bahía de Guantánamo.
Con el triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959 inician una serie de cambios en pos de mejorar humanamente a los cubanos en cuanto a educación, salud, cultura, deporte y otros aspectos.
Durante 1976, muchas ciudades como Guantánamo, pasan de capital municipal a cabecera provincial, aun cuando la infraestructura industrial, gastronómica y de servicios de muchas de ellas, no estaban listas para el reto. Al desigual desarrollo entre u territorio y otro, se le suma que las provincias orientales fueron víctimas del fatalismo geográfico, y por su lejanía de Ciudad de la Habana, capital de todos los cubanos; se vieron menos priorizadas económica y socialmente que sus hermanas provincias occidentales y del centro.
Tratando de erradicar este error, desde hace alrededor de cinco años a las provincias Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, el Estado les dedica un presupuesto especial dedicado al desarrollo local.
Bajo este programa, en Guantánamo se han recuperado, remodelado y construido disímiles instalaciones de beneficio social.
De pronto, ante el asombro de sus sedentarios habitantes, la ciudad despierta e invita a todos a salir de la monótona práctica social a la que se les había acostumbrado.
Hoy la realidad no es ni remotamente parecida a unos cuantos años atrás. “Calles vivas”, algunas opciones culturales y recreativas, mejores ofertas gastronómicas y de servicios, y mejorías en las instalaciones deportivas, van ampliando la práctica social del guantanamero.
Todo eso conlleva a la ampliación de las ofertas de empleo, lo que aumenta la desenvolvencia económica de sus habitantes, y por tanto su participación activa en las disímiles actividades y su asistencia a los distintos centros de beneficio social.
La vida nocturna, que llena de aire bohemio a las ciudades, en el interior del país es algo débil, pero en la urbe guantanamera va saliendo poco a poco del letargo y promete en el futuro, ójala no sea una ilusa utopía.
Con todos esos cambios, la vida social en Guantánamo ha mostrado un avance, que es percibido por su gente, que muchos son los que dicen “en Guantánamo si hay cosas buenas”, por la tanto unos pasos seguros en pos de lograr que la identidad hacia su ciudad se cuele en el torrente sanguíneo, en los poros, en cada átomo de guantanameras y guantanameros.
Los logros actuales deben ser mantenidos y superados, del cuidado de los habitantes de Guantánamo hacia las obras puestas en sus manos, depende el futuro de la ciudad. Los personajes indolentes que salen al paso a diario, jornada tras jornada deben ser menos. Ganar en cultura e identidad es la solución.