Fotos: Leonel Escalona Furones
El Ballet Folklórico Babul como cada viernes, ayer inundó una parte del paruqe José Martí, d la ciudad de Guantánamo, con su tradicional espacio Bajo la ceiba.
Ciudad de Guantánamo
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Fotos: Leonel Escalona Furones
Algunos existieron desde siempre y han sido testigos del desarrollo de la urbe, otros se levantan sobre las tumbas de edificaciones que el paso del tiempo, el fuego, o los ciclones han ido borrando del paisaje citadino, y varios invaden terrenos ociosos en los nuevos repartos para darle vida a la periferia. Sin ser tan numerosos, ni espaciosos, los parques guantanameros atrapan con su sencillez y atractivos diseños. Aquí va una simple muestra.
Por Adriel Bosch Cascaret
Foto: Lorenzo Crespo Silveira
Desparramada con sus calles largas y rectas sobre el centro del valle que adoptó su mismo nombre, la ciudad de Guantánamo se alza orgullosa a sabiendas de que hoy es muchísimo más de lo que soñaron aquellos colonos franceses que sembraron su embrión fundacional a orillas del río Guaso, uno de los cuatro afluentes fluviales que marcaron su anatomía.
Fiel al significado de “tierra entre ríos” de las 10 letras que conforman la palabra que le sirve de presentación ante el mundo, el Jaibo al Oeste, el Bano al Norte, el Guaso al Este y el oculto arroyo Rafat (fue entubado y sobre su recorrido se extiende la Avenida Camilo Cienfuegos) marcan referencias en la geografía de una urbe que muestra en sus orillas a los repartos más modernos, para luego dar paso a un enjambre de construcciones diversas y algo deslucidas salidas del ingenio popular y las carencias, para dejar en su mismo centro un patrimonio ecléctico que puede causar envidia a otras poblaciones más occidentales y conocidas de la gran isla del Caribe.
Hoy, aquellas pocas cuadras que la conformaban cuando su legalización como villa en el 1870 son apenas un grano de una localidad de gente sencilla, mestiza, trabajadora, alegre, fiel en mayoría a su historia libertaria.
Hoy, es un pedazo coqueto de Cuba que invita a recorrerlo, a conocer sus detalles, sus secretos, sus virtudes y defectos. Hoy, mi simple ciudad de Guantánamo, la del changüí, la Tumba Francesa, La Loma del Chivo, Boti, y la gran influencia caribeña, sigue irguiendo sus medianas edificaciones al cielo, abulta su cuerpo citadino y da albergue a más 200 mil guantanameros que luchan cada día por salir adelante, por avanzar, por vivir de la forma más digna posible.
Por Lilibeth Alfonso Martínez
Fotos: Leonel Escalona Furones, Lilibeth Alfonso Martínez y Blasones Guantánamo
Dos niñas de cuatro y tres años respectivamente fallecieron como resultado de un incendio de medianas proporciones que se inició poco después de las 4 de la tarde de este 19 de abril en Beneficencia entre Narciso López y Jesús del Sol, en el Consejo popular Centro de la ciudad de Guantánamo. Hasta ahora, según fuentes del Hospital General Docente Dr. Agosthino Neto no se reportan otros lesionados.
Las niñas Denisleidis Carbonell Dranguet, de tres años de edad, y Loanda Pérez Dranguet, de cuatro años, resultaron las víctimas fatales, al quedar atrapadas en uno de los inmuebles durante el lamentable accidente.
El siniestro, además, destruyó totalmente tres viviendas de madera desde las cuales presuntamente se originó el fuego y se extendió a otras cuatro aledañas en las que causó daños parciales, según confirmó el primer teniente Liubal Hinojosa, en el puesto de mando de los bomberos.
Desde que se realizó el reporte del fuego en el puesto de mando provincial, exactamente a las 4 y 10 de la tarde, acudieron a sofocarlo fuerzas y medios de los comandos municipal, provincial y las fuerzas del Aeropuerto Mariana Grajales, que en total sumaron unos 40 hombres, que fueron apoyados por los organismos de la administración central del estado.
Sobre las cinco de la tarde, el fuego ya había sido controlado aunque según nos confirmó en la escena el teniente coronel Leonardo Cross, Jefe del Cuerpo de Bomberos de Guantánamo, todavía no se habían determinado las causas que lo originaron.
En estos momentos, todavía se trabaja en labores de escombreo, se sofocan los posibles focos, y se realiza el “enfriamiento” del lugar, mediante agua, para bajar la concentración de calor entre los restos.
Además de los miembros del cuerpo de bomberos, se desplegaron fuerzas del orden público y todo el sistema de salud pública para la atención de las víctimas.
Guantánamo, la villa iris, el Saltadero de la repoblación, La Santa Catalina del catolicismo, la Novia del Guaso, entre filigranas esmeraldinas asomaba su manto de flordelisada policromía, como Un ave de alas extendidas y cuello en acecho.”
Regino E. Boti
Por Roxana Romero Rodríguez y Dayana Romero Rodríguez
Fotos: Lorenzo Crespo, Reunel Gómez y Adriel Bosch
Cuentan quienes no la conocen que es solo una aldea, otros la reducen a la ilegal Base Naval norteamericana enclavada en su bahía; pero Guantánamo es más que eso. Ciudad por momentos olvidada, víctima del descuido algunas veces y de la necesidad en otras, deslumbra a visitantes nacionales y extranjeros que descubren la oculta y alborozada belleza de esta Villa jamás fundada, y atrapa a sus pobladores que aunque partan, no la olvidan.
Emanada del trabajo de emigrados franceses y catalanes que se asentaron por estas fértiles tierras, aprovechando el caudal del río Guaso como vía de comunicación hasta la bahía de Guantánamo, la urbe del Guaso, como perdida en el tiempo, ya existía desde el siglo XVIII, pero no fue hasta el 1 de diciembre de 1870, que tras largos y escabrosos pasos fue firmada su inscripción oficial como Villa.
Colorida, patriota y musical: mucho ha cambiado aquel poblado hasta convertirse en la ciudad que es hoy; reflejo de cada minuto vivido, cada estilo aprehendido, cada sueño edificado.
Burdeles, logias, comercios y boticas (farmacias) fueron clubes revolucionarios en las guerras mambisas. En los mismos salones donde alguna vez se bailó el danzón, conspiraron valerosos hombres contra la corona española, recaudaron fondos, planificaron alzamientos. Esta ciudad vio batirse a sus hijos contra los marines yanquis, cuando intentaron mancillar nuestra bandera, aquí encontró el Movimiento 26 de julio un tercer cuartel, y recibió apoyo Frank País cuando todo parecía difícil.
Casas y negocios privados conocieron los avatares de la clandestinidad, ampararon a los revolucionarios, sintieron el olor a pólvora y a sangre. Aquí se aplastó la subversión que intentó desconocer la victoria de enero de 1959.
Desde la base hasta la cúspide fue edificada la pirámide social, que trata de beneficiar a todos por igual. A ritmo de tambores y violín trabajaron los guantanameros en tiempos de Revolución para edificar, piedra a piedra, palmo a palmo, esta urbe cada día más próspera.
Aunque el tiempo y la convulsa cotidianeidad conspiren para alejar a sus hijos, aunque la globalización occidental casi nos absorba, hay una relación especial entre los guantanameros y su ciudad.
Guantánamo guarda tesoros como la Tumba Francesa Pompadour Santa Catalina de Riccis, Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, que sus hijas sean protagonistas de la canción La Guantanamera, la más conocida de Cuba en el mundo, y la Loma del Chivo, barriada de leyenda y tradición.
El autóctono changüí, la conga oriental con su inigualable corneta china, el bembé, los cantos y bailes traídos del África, las liturgias y navidades, las vírgenes que acompañan a sus mujeres, y el Dios único de los católicos y protestantes, forman parte de su mezclan de tradiciones.
Esclavos africanos, colonos franceses y catalanes, negros haitianos, descendientes de aborígenes, criollos, caribeños y asiáticos, conforman la población guantanamera, una mescolanza conocida como mestizaje, una singular aleación que nos distingue e identifica.
Su gente no ha perdido la alegría ante los tiempos difíciles y está dispuesta a inmolarse en la primera trinchera para heredar a nuestros descendientes un legado histórico- cultural cuanto más conocido, más interesante.
El Palacio Salcines con su Fama, símbolo de la ciudad, la Plaza del Mercado, la Estación Ferroviaria, la iglesia La Milagrosa y la plaza de la Revolución Mariana Grajales, forman parte de las maravillas arquitectónicas que hacen enorgullecer a sus habitantes acostumbrados a desandar por vías anchas y rectas, que la hacen superior a otras ciudades de Cuba.
Al calor del proyecto de desarrollo local Guantánamo se revitaliza, se maquilla, se prepara para nuevos tiempos. El ajetreo propio de la construcción matiza aquí y allá, como parte de un esfuerzo extraordinario por salvarla del tiempo y el olvido.
Citadina, marginal, coqueta y oriental, se deja llevar por el ritmo de la vida, se entusiasma con el fruto del trabajo de su gente, se deja bañar por sus ríos y guarda con celo sus secretos y misterios.