Fotos: Lorenzo Crespo Silveira
Ser joven universitario en la Cuba de hoy no es cualquier cosa. De eso está seguro Luis Matos Martínez, estudiante de segundo año de Logopedia en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Raúl Gómez García de Guantánamo, seleccionado este 4 de marzo como el primer delegado directo del país al VIII Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), a celebrarse el 13 y 14 de junio próximo en La Habana.
“En la universidad es donde se forman las bases para el futuro propio y de la nación, y siempre respetando el legado de quienes nos precedieron, por eso ser joven y más si se integra la FEU, impone el prepararse para pensar y actuar bajo los principios revolucionarios sin dogmas, y siempre dispuestos a debatir y decir sin miedos, pero con profundidad y claridad de los hechos y procesos”, refiere Luis, quien se desempeña desde febrero último como presidente de la Facultad de Educación Infantil de la UCP guantanamera, y que anteriormente fue vicepresidente y presidente de brigada.
Nacido en el costero municipio de San Antonio del Sur, desde niño quiso ser maestro, y destaca por su sencillez y naturalidad. Él espera que el cónclave de los universitarios sea fructífero, en cuanto a la discusión de los principales problemas estudiantiles y la búsqueda de soluciones, sin contar que aglutinará a los alumnos de la Educación Superior en torno a su actuar y proyección.
“Mis compañeras de aula -dice mientras aclara que su brigada la integran 20 muchachas y él- me escogieron para que sea su voz en el Congreso. Allá iré sin temor, para hablar de la brigada y sus deficiencias en el funcionamiento, de la vida universitaria, y de cómo podemos las nuevas generaciones contribuir en el proceso revolucionario”.
Luis es un ejemplo de esos jóvenes bravos que logran compartir su tiempo para poder rendir bien en el aula y llevar con acierto los hilos de la FEU en su entorno. “La planificación es el secreto. Cada cosa va en el lugar que le corresponde: las amistades, la recreación, los amores, la lectura de un buen libro, y lo que no puede faltar, el estudio consciente para poder ser un gran maestro como he soñado desde pequeño”, confiesa este bisoño guantanamero que por su seriedad y madurez, parece tener más que sus 21 años de edad.
“Siempre pienso bien las cosas -agrega-, aunque soy muy inquieto y no puedo callar cuando siento que algo anda mal. Tengo mucha gente que me apoyan y demuestran cada día, que cuando uno se gana el cariño espontáneo y el respeto de quienes le rodean, puede lograr cualquier meta por difícil que parezca”.
“Eso es lo que necesita y demanda la FEU, que sus integrantes la quieran y respeten, pero muchas veces no es así. Eso es algo que forma parte de nuestras discusiones, cómo nuestra organización tiene que, y puede, volver a ganar su protagonismo histórico, y ser capaz de seguir movilizando a cada tarea de forma masiva, y de que cada uno de sus espacios sean útiles y concurridos por la mayoría de los universitarios.”.
Según Luis, no se pueden ver la cosas y pasar sin decir nada, hay que hacer y actuar, pues a diferencia de aquella generación de Mella, ya se tiene Revolución, y lo que demanda el momento actual es que cada cual se apropie del puesto que le toca y luche por perfeccionarla y garantizar sus continuidad.
“Y desde la base es que comienza esta batalla. Las reuniones mensuales en cada aula deben ser escenario para discutir lo que nos interesa, pero también sobre lo que pasa en Cuba y el mundo, y en las acciones a realizar para seguir adelante con cada tarea. No por gusto en este VIII Congreso la brigada es la principal sede de cada discusión. Si ella funciona de verdad y late al ritmo de sus miembros, entonces podrá la FEU partir hacia otras metas”, concluye este joven, futuro formador de generaciones y uno de esos universitarios que actualmente trata de echar adelante sus sueños, siempre pensado en el proyecto de todos y todas, en lo que se quiere y necesita para nuestra nación.