Por Adriel Bosch Cascaret y Miliurkis Ortiz Rojas
El conjunto del municipio de Guantánamo revalidó su corona a nivel territorial al ganarle en dos partidos a su similar de Imías en la final de la XXXIX Serie Provincial de Béisbol, que tuvo por sede los días 17 y 18 de mayo al estadio Amado Romero Noa, de la capital imiense.
Los guantanameros ganaron el primer choque con marcador de cuatro carreras por dos, con cuatro hits y ningún error, mientras sus contrarios batearon nueve sencillos y cometieron cuatro equivocaciones defensivas. La sonrisa fue a la cuenta del lanzador Nelson Leyva y la derrota a la de Karel Puentes. Ruslán Leyva sacó la pelota del parque por los anfitriones.
En la segunda confrontación la pizarra manual del Amado Romero Noa mostró más diferencia numérica, pues los de la capital del Guaso fabricaron seis carreras, con siete hits y dos pifias, mientras los de la tierra de los bosques martianos hicieron una sola anotación con nueve bambinazos y cuatro errores (en general los imienses lograron batear mejor pero no lo aprovecharon y cometieron demasiados deslices a la defensa). Este segundo y último choque de los tres posibles en la final lo ganó el pitcher zurdo Leinier Lobaina y lo perdió Yuliendris Silveira.
Secundaron a Guantánamo (10 victorias y un descalabro) e Imías (7-4), por este orden: Caimanera (5-3), Maisí (4-4), Manuel Tames (4-4), Yateras (4-4), El Salvador (4-4), Niceto Pérez (3-5), Baracoa (2-6) y San Antonio del Sur (7-1).
La XXXIX Serie Provincial se realizó de forma atípica en diez días y con el municipio Imías como única sede (el estadio Amado Romero Noa y el 11 de Abril, este último del Consejo Popular de Cajobabo).
La etapa clasificatoria se realizó dividida en dos grupos donde se compitió a dos vueltas, con tres a cuatro partidos en cada zona por jornada. El lunes 16 se desarrolló la semifinal cruzada entre Guantánamo y Maisí, y Caimanera e Imías.
En total tuvieron actividad 200 deportistas, dado que cada team estuvo integrado por 20 atletas, más el director, dos auxiliares y un entrenador de pitcheo. De ahí saldrá la preselección de los Indios Guerreros del Guaso para la próxima Serie Nacional, que será concentrada a partir del 30 de mayo en el Van Troi.
Imías
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Texto y fotos: Adriel Bosch Cascaret
Allí, pasado el poblado de Cajobabo, el Bosque Martiano y el campismo, y camino a la Playita del desembarco, el Museo 11 de Abril se erige en el mismo lugar en que estuviera la casa de uno de los descendientes de Salustiano Leyva, el niño en cuyo hogar estuvo Martí tras arribar a Cuba en 1895 y que cien años después le pudo contar los pormenores de aquella visita a Fidel Castro.
Esta institución, considerada como museo municipal de Imías, en sus salas trata de contar sobre la presencia allí del Apóstol cubano, y también la forma de vida e historia de ese territorio guantanamero.
Texto y fotos: Adriel Bosch Cascaret
El rumor del mar al batir la costa, la suave brisa que de vez en vez se envalentona y te llena los pulmones de aire puro, la fusión de arrecife, acantilado y playa de piedras y el azul subido de tono del manto acuífero que se extiende a la vista, hacen de Cajobabo un lugar con magia; sensación que se agiganta cuando uno sabe de la importancia de ese pedacito guantanamero para la historia patria.
Es inevitable al recorrer sus contornos no sentir la admiración, el honor, la coincidencia de desandar por el mismo lugar por el que José Martí y Máximo Gómez llegaron a Cuba en 1895, y de pensar en los difícil que debió ser la noche de ese 11 de abril, con tormenta incluida, para que el pequeño bote de madera pudiera tocar tierra sin desintegrarse por esa zona minada de crestas rocosas.
Hoy, allí, al pie de la alta muralla terrestre, sin casi resguardo del oleaje caribeño, se alza el monumento de mármol y granito que perpetúa la llegada de los líderes y que ha servido de justificación para que muchos otros vayan allí al rencuentro, a beber del pretérito, a mirar al futuro sin olvidar el precedente.
Fotos: A.B.C. y Lilibeth Alfonso M.
Dan la señal de salida, y no muy lejos las balsas “cobran vida”. Sus timoneles aprietan y mueven con fuerzas la vara que les permite avanzar sobre el amplio caudal del Toa. En la meta, a unos 100 metros y bajo el puente de la carretera, un puñado de pobladores de la zona, con bullicio, esperaba el desenlace, a sabiendas que tras él, otro grupo de juegos acuáticos llegaría para el entretenimiento comunitario.
Algunos lugareños asisten alegres, pero sorprendidos, por la costumbre de que las competencias de balseros desborden el Paso del Toa cada mes de agosto, y no en mayo como lo adelantó, solo como exhibición, el proyecto Por una vida sana, de la Dirección provincial de Deportes, que llevó hasta allí el Festival de Juegos Tradicionales del Plan Turquino.
Claro, al ser en esta ocasión en los alrededores del río más caudaloso de Cuba, era indudable que el “plato fuerte” estuviera relacionado con el agua: las competencias de balseros, lucha sobre colchón en el agua, nado en inmersión y de relevo, la búsqueda de objetos sumergidos, halar la soga, sostenerse sobre el tronco de palma flotante, entre otros salidos del imaginario local y que ya forman parte de las tradiciones deportivas en esa bella región.
En otras comunidades, de las 25 que ha visitado dicho proyecto en su primer año de vida, el centro del torneo también estuvo adaptado a las principales actividades socioeconómicas o costumbres de cada localidad: tostar, pilar y colar café, rajar la leña, escalar el palo encebado, boxeo con los ojos tapados, cortar el fruto del cacao, subir la palma real y desmochar el palmiche, trepar el cocotero, boleo del mulo y el buey (ajustar la carga), y muchas otras.
Lo que siempre se repite, por su permanencia en cada pedazo de nuestras serranías, son las lides de subir el palo encebado, las carreras sobre caballos, arrancarle la cabeza al pato, la corrida de cintas, y en algunas hasta los juegos pasivos y las disciplinas deportivas que se entrenan en el área han sido por igual protagonistas.
El día a día en la competencia
Precisamente en la posibilidad de competir en actividades que forman parte de su día a día, muchos participantes en estos eventos encuentran el principal atractivo, tal como lo corroboraron la diputada Dignora Plutín Sánchez, excelente recogedora de café, lanzadora en un juego de béisbol y hábil amazona, en Palizada Arriba, El Salvador, y el experimentado cultivador de cacao Bernardo Laffita Romero, en Vega del Jobo, Imías.
Según, Eddy Caraballo Robert, jefe del Departamento de Recreación Física del Índer en Guantánamo, lo mejor del proyecto tras sobrepasar el primer año de instrumentación (inició en abril de 2014), ha sido la posibilidad de mostrar a la direcciones deportivas en cada municipio la posibilidad de con los recursos y las características de cada sitio, armar ofertas de recreación sana que pueden ser bien populares.
“Nosotros sabemos la necesidad que tienen las comunidades del campo de recreación, por eso creamos Por una vida sana, y ya hemos recorrido lo mismo comunidades del Plan Turquino, que del Segundo Anillo, constatando en cada una de ellas las riquezas sin explotar que tenemos en el trabajo comunitario. Ahora lo que queda es lograr que los territorios repliquen el proyecto para llegar a mayor cantidad de personas con entretenimiento físico y sano.
“Claro, siempre sin dejar de lado la cultura, la gastronomía y las organizaciones de masas y factores de cada zona, todos imprescindibles para llevar adelante este proyecto, ya citado como referencia nacional”, afirma Caraballo Robert.
Así, una o dos veces al mes, en verano con mucha más intensidad, pero nunca detenido, esta iniciativa va ganando madurez y e instaurándose como imprescindible dentro del panorama deportivo guantanamero por su singularidad.
Como lo prometido es deuda, aquí va un pequeño vídeo filmado en el viaducto La Farola durante un reciente viaje rumbo a la Villa Primada de Cuba: Baracoa. Sencillo, pero de corazón.